La princesa en la ventana,
mira el horizonte y sueña.
Las palmeras verdecitas,
doraditas las arenas.
Tras las dunas del desierto
habita el que la enajena.
¡Rojas son, las rosas rojas¡
¡Negras son, sus penas negras!
Que no es rico y poderoso,
que no es amo de las tierras,
ni corceles, ni palacios,
ni poseedor de haciendas.
Mas ella cayó prendada
el día en que entró a su tienda,
y compró hilos de oro
y eligió telas de seda;
la miradita esquivando
a esa otra sin reservas.
¡En torno a él todo el aire
tomaba el olor de almendras!
¡Qué sortijas sus cabellos!
¡Qué preciosas son sus cejas!
qué frondosa y que donaire
la palmera datilera.
Cuando la luna se asoma,
ella entre suspiros vela.
¡Negra luz, su negra noche!
Besos y sabor la llenan.
Su padre ,el gran rey moro,
ya hizo colocar las rejas.
Como pajarillo de oro,
en jaula se siente presa.
Su padre ,el rey le ha dicho,
su padre el rey sentencia:
¡No poseerá su perla
el que atiende aquella tienda!
El oasis del desierto,
lágrimas de amor, se llena.
Y quién bebe de sus aguas
piensa en la princesa...y sueña.
(¯`•.¸¸.•O•.¸¸.•´¯)
De nuevo para mi única princesa. Mi hija Mercedes, mi niña.
Bajo La Sombra Del Limonero
Hace 10 años
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