Los cuentos de Gadi. La puerta que se abre al mundo de mis fantasías. Descálzate y siéntate sobre la hierba porque te voy a contar un cuento.
Martita era contadora de cuentos en el parque de su ciudad. Aquel domingo nubes plomizas amenazando lluvia encapotaron el cielo; la cuentera decidió suspender su labor. Decenas de niños quedaron llorando desconsolados bajo sus paragüitas de colores. Durante la rabieta colectiva, tan sólo llantos se escuchaban en el lugar. Los pequeños habrían de esperar una semana para vivir nuevas aventuras, y todos sabemos que en ese tiempo, a los personajes de los cuentos les suceden muchas, muchas, cosas; además, siete días es una infinitud de tiempo para los niños. Pero… ¿quién sabe?… igual sus padres conmovidos olvidaron sus prisas y esa noche les contaron a sus hijos en la cama, los cuentos que tan lindamente representaba Martita en el parque. Grácil ella, sosteniendo un libro entre las manos mientras sus pies danzarines, giraban y giraban alrededor de los niños sentados en el suelo.
Y colorín colorado…